Un Día Decidí Irme y… ¡Empecé a Vivir!
Como decía el fantástico Amyr Klink: “Un día debemos dejar de soñar, y de alguna manera, irse”.
No se puede vivir en piloto automático para siempre. Dejándose llevar por un zombi pre programado que controla nuestra rutina y decide lo que queremos para nosotros mismos. Este ser es lo que generalmente, creemos ser el “Yo”. Creemos que tenemos algún poder de decisión y que queremos ciertas cosas en la vida.
Solía estar en ese barco también. Pero en realidad, no quería nada de eso. Determinado puesto en la empresa tal, un auto, una establecida rutina social, viajes esporádicos y pre definidos, finales de semana en bares, cine y sofá. No era lo suficientemente bueno para mí.
¿Quién dijo ser normal no disfrutar cada segundo de tu vida para explorar al máximo este mundo gigante, para estar en contacto con la naturaleza (nuestras orígenes), para aprender algo nuevo, para evolucionar la raza humana, para ser feliz?
¿Cuándo dejamos de vivir la vida? ¿Cuándo dejamos de soñar?
No podía continuar viviendo de aquella manera. Casi todos los días me ponía a llorar frente a la computadora. No había cómo silenciar aquella voz que me gritaba por dentro, implorándome movimiento.
Sabía lo que tenía que hacer: ya era hora de irme. Pero… ¿Cómo, cuándo, dónde?
No fue de la nada, fue un proceso
Al verlo desde afuera, puede parecer que este estado se me ocurrió de la nada, pero no fue así. Fue un proceso largo, arduo y bueno que llevó cerca de 3 años desde su “concepción” hasta su “nacimiento”. Fue (y todavía sigue siendo) nada más y nada menos, que un proceso de autoconocimiento.
Y la gran verdad, es que mi despertar fue lo que más contribuyó para este movimiento, por fin me he dado cuenta que estaba estafando mis horas libres; las actividades banales y aburridas que venía haciendo en mi tiempo libre no me llevaron a ninguna parte, excepto al fondo del pozo. No enriquecen el alma – y ¡era lo que necesitaba yo!
Entonces a menudo empecé a hacer salidas outdoor. Que se convirtieron obligatorias para mí, una gran necesidad de estar en contacto con la naturaleza. La necesidad era reencontrarme conmigo misma, me dar cuenta lo que quería de la vida (o al menos lo que no quería), para hacer planes y empezar a ponerlos en práctica. En la naturaleza, me sentí viva, vi y escuché la verdadera Laura. Me hizo ver con mucho más claridad lo que realmente quería yo.
Cuándo nos conectamos con nosotros mismos y empezamos a escuchar a nuestro corazón, ya no aceptamos las verdades a medias. Una vida medio interesante. Una rutina medio satisfactoria. Necesitamos vivir por completo, de cuerpo y alma. Así que, de una cosa estaba segura: ¡necesitaba empezar a explorar los 7 Rincones del Mundo!
Así que decidí irme
Cuando decidí irme, ¡mi vida toda se puso al revés! Sin embargo, eso me sucedió sin que me diera cuenta en el momento – solo lo veo ahora, algunos años después. Varias cosas empezaron a suceder “mágicamente”. Gran parte, por supuesto, de modo muy distinto a lo que se imaginaba.
Hoy veo que todo tiene una razón de ser. Nada es en vano. Lo que más me sorprendió fue haber ganado un compañero de viaje. Y por esto, no me lo esperaba. A partir de un determinado momento, la historia comenzó a ser contada en primera persona del plural: nosotros.
Para comenzar a explorar el mundo, algún punto de partida hemos de tener. ¿Verdad? Entonces empezamos por Dinamarca (y lo máximo posible de Europa, como consecuencia). De hecho, no elegimos a Dinamarca, ha sido ella la que ha elegido a nosotros. Aprende más sobre esta historia loca.
Tips para irse
Algunos años después de haber comenzado el proceso, y a pocos meses después de haberme ido, creo haber aprendido lecciones importantes. Si quieres cambiar el rumbo de tu vida, explorar nuevas cosas, aventurarse de una manera diferente, tengo algunos tips de cosas que he experimentado e hicieron toda la diferencia.
1. Comienza inmediatamente a pasar más tiempo contigo mismo
Pasar tiempo con uno mismo, solo, no significa ser sociópata o raro (pero si alguien lo ve así, el problema es solo suyo). Al principio, puede parecer un poco asustador, pues se trata de un momento que nos enfrentamos a un mundo de cosas que están ocurriendo dentro de nosotros, y que simplemente no estábamos prestando atención, porque estamos demasiado ocupados con miles de asuntos del día a día – y luego demasiado cansados para pensar en eso.
Sin embargo, aprender a estar solo, y lo más importante, disfrutar estar solo, ¡es esencial! Tiene que ser lo suficiente para que te sientas bien. Tengas en cuenta: jamás dejes de hacer lo que quieras por no tener una compañía. ¡Seas tu mejor compañía!
Entonces viaja, practica el senderismo, baila, vete a un restaurante o ve una película solo. Eso te libera, es totalmente empoderador. Y te brinda algo importante que describiré en el siguiente tópico.
2. Busca momentos de silencio
Sigue el mismo principio de estar solo: reconectarse con uno mismo. Necesitamos de espacio para silenciar la mente y escuchar la voz de nuestro corazón. No se trata de esoterismo. ¡Eso es real! Nuestra mente es un torbellino de pensamientos. Y, ¿adivina qué? No somos nuestros pensamientos. Somos aquel que observa a ellos, la persona que está detrás de ellos. Aventuras en la naturaleza son muy propicias para estos momentos de silencio e introspección. La meditación es una técnica increíble. Al reconectarse con uno mismo, algo mágico ocurre: tú comienzas a redescubrir tus sueños.
Permanecer solo y en silencio, te lleva al próximo paso.
3. Escucha a tu corazón, sabe lo que quieres (pero take it easy)
Debe escuchar lo que dice tu corazón: ¿A qué dirección apunta? ¿Qué estarías haciendo si el dinero no existiera en el mundo? ¿Estarías en el mismo lugar, haciendo las mismas cosas? o ¿Estarías haciendo lo que realmente te apasiona? ¿Estarías, en otras palabras, viviendo?
Es normal que en esta etapa surjan más preguntas que respuestas. Es divertido registrar los pensamientos e ideas – todo vale, desde el viejo cuadernito con lápiz a los modernos Evernote y similares. Grandes insights pueden surgir allí. Un minuto para que descubras lo que necesitas hacer de verdad, para que al final de la vida, puedas considerar que valió la pena tu paso por la Tierra.
Sin embargo, es importante (apunta eso también): desea lo que tienes que desear, pero no sufras por apegos. Relájate y deja que las cosas sucedan.
4. Inspírese y apóyese
Es muy valioso conocer los proyectos e historias de vida de otras personas, de diferentes estilos. Diferentes realidades te harán ver el mundo de otra manera. Lee blogs, ve vídeos en Youtube, cuentas en Instagram – la tecnología es para eso, ¿verdad? – y haz preguntas, interactúa, pide tips y consejos a los expertos en el tema. Puede que alguna historia resuene tu verdad y vas a ver que es posible. Y lo mejor: tendrás una directriz más clara de cómo hacerlo.
5. Disfruta la “gestación”
El período de “gestación” de la idea es más que importante, y es muy necesaria. Las ideas y los planes tienen que ser madurados. Eso no quiere decir para hacer las cosas de cualquier manera; tratase de una espera activa. Significa estudiar, perfeccionarse, prepararse. La cosa comienza aún en el período de preparación. Hay etapas del cambio, que deben ser cumplidas. Como si fuera tu tarea escolar.
6. Da el primer paso
Todo viaje, por largo que sea, empieza por un solo paso, ¿no es así? No se necesita tener cada segundo planeado. Por cierto, ¡no lo tengas! Deja espacio para los imprevistos y para las sincronicidades de la vida. Todo es orgánico y ocurre gradualmente. Sin embargo, es importante tener una dirección, una orientación general. Lo bueno es que, cuando menos te los esperas, el cambio ocurre. El límite entre el antes de la cosa y la cosa es muy tenue, casi imperceptible. Sólo tienes que empezar por alguna parte – ¡así que empieza!
7. Sabe que no todo es bueno
¿Va a ser entretenido? ¡Vete! Pero no todo será siempre bueno. Habrá días de angustia, de tristeza, de aburrimiento e insatisfacción. ¡Pues somos humanos! Habrá también días de cuestionamiento: “¿será que hice la cosa cierta?”, “parece que lo que viví antes no era así de malo”. No te dejes abatir por el bichito de la zona de confort, él solo está haciendo su trabajo: zuñir en tu oído. Déjalo allí. Vas a saber que hizo la cosa cierta, porque tu corazón te lo dirá.
8. Confía en el Universo y deja suceder
Por último, y sobre todo: deja que ocurra, y disfruta del viaje. Tiene que ser bueno, y si te permites, lo será. Da rienda a esa voz que vive dentro de ti. Es ella – tu esencia, el verdadero “Yo” – que conoce la verdad. Nuestra intuición es lo qué hay de más cierto, pues está conectada con la energía del Universo, una inteligencia más grande que nuestra mente y nuestra racionalidad. Practica la gratitud y serás recompensado.
Dicen que se necesita coraje para hacer un gran cambio. Estoy muy de acuerdo con eso: actuar con el corazón. Esa es la clave. En el fondo es algo sencillo, somos nosotros que complicamos y creamos nuestras propias trampas.
“Oh, entonces ¿ahora tienes una vida perfecta?”. No, de ninguna manera. Pero di mi primer paso y sé que estoy en el camino correcto, viviendo una nueva realidad más acorde a mi esencia, mis sueños y mi potencial.
“Tenía que vencer el miedo y mi gran temor, y lo vencí allí en el viaje, en aquel mismo instante, en medio del desorden de los elementos y de la situación. Era el miedo de nunca irse. Sin duda, el mayor riesgo que corrí en la vida fue: no irme”
– Amyr Klink